Esta isla, situada cerca de la frontera con Camboya, es famosa entre los viajeros más aventureros precisamente por su aislamiento y su encanto virgen. Koh Kood presume de arenas blancas y aguas translúcidas, abrazadas por junglas exuberantes. Aquí el ritmo lo marcan las olas y el canto de los pájaros, mientras pequeños bungalows familiares resaltan el ambiente acogedor. A pesar de su belleza, permanece lejos del radar de las masas, ofreciendo una experiencia exclusiva de desconexión y tranquilidad que invita a la contemplación y a la vida sin horarios.